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Como ya sabéis, Pagos de Negredo en su origen fue un viñedo muy importante a nivel internacional en el siglo XIX, cuando se llamaba Château Negredo y daba uno de los mejores vinos de Castilla y León. 22 hectáreas de suelo antiguo, pedregoso, calcáreo, que se recuperaron gracias a la familia Primo en 1997.
Según nos cuenta una de las personas que mejor conoce el viñedo, nuestro enólogo Raúl Tamayo, “es importante saber valorar y reconocer las raíces, la tradición, el origen…El vino es un producto que tiene memoria, te recuerda momentos o situaciones personales que has vivido”.
Rodeado de robles y encinas centenarias que protegen las viñas y a una altitud de 740 metros sobre el valle del río Arlanza en la localidad de Palenzuela (Palencia), el viñedo Pagos de Negredo ha vivido una vendimia 2014 muy especial ya que por primera vez se ha realizado en nuestra propia bodega. Unas instalaciones de 410 metros cuadrados que se han adquirido recientemente y que se encuentran muy próximas a las viñas.
“Creo que era necesario tener una bodega propia para conocer mejor el viñedo, estudiar la forma de sacarle todo su potencial, desarrollar más sus posibilidades, zonificar y elaborar por separado los diferentes terruños. Y por supuesto, tratar con mayor mimo y cuidado el proceso de elaboración del vino”, nos explica Tamayo.
Bodega propia, nuevo enólogo, nuevas formas de vinificación, nuevos vinos… este es el futuro de Pagos de Negredo. El reto para los próximos años pasa según Tamayo por “desarrollar una marca que sea cabeza de lanza de la DO Arlanza, preservando la finura, la sutileza, la armonía y la elegancia de nuestro vino. Nuestro objetivo es dotar de identidad propia a la bodega y al viñedo, que nos identifiquen por nuestro vino”.
