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El primero de los pasos para catar un vino es la visualización del color en una copa ligeramente inclinada unos 45º. Existen toda una serie de matices que sólo pueden apreciarse a través de una visualización comparativa con otro vino, lo que aportará una valiosa información sobre sus características.
Concretamente, en la cata que la Guía Peñín 2014 hace de nuestros vinos, califica el color de Pagos de Negredo Crianza 2010 como "cereza, borde granate" y el del Joven Roble 2010, como "cereza brillante".
El aroma del vino es muy importante. Se dice que al oler un vino en una cata se decide aproximadamente el 80% de su valoración. Para el catador, el olfato es una herramienta insustituible. Existen aromas primarios y secundarios, estos últimos son los que se adquieren a lo largo del proceso de elaboración y crianza.
Según la citada Guía, nuestro Crianza 2010 posee un "aroma a fruta madura, roble cremoso, tostado y expresivo". Y el "aroma a especias dulces y hierbas de tocador", corresponde al más joven de nuestros vinos.
Y por último, se tiene que interpretar las sensaciones que produce el vino en la boca. La mejor combinación será aquella en la que los componentes de alcohol, acidez y taninos se encuentren perfectamente equilibrados y por tanto, exista una armonía entre ellos.
Por ejemplo: "Boca potente, sabroso, tostado, taninos maduros" es la cata que publica la última edición de la Guía Peñín sobre la nueva añada de nuestro Crianza. Muy similar es la del Joven Roble, "boca sabroso, frutoso, tostado".
